domingo, 21 de abril de 2013

SENTADO


El gato se sienta al sol.
El perro se sienta en el pasto.
La tortuga se sienta en la roca. 
La rana se sienta en el nenúfar.
¿Por qué la gente no es así de inteligente? 




A quienes siguen el Tao les gusta señalar la sabiduría de los animales. Cuando ven un gato sentado inmóvil al sol o una tortuga que estira su cabeza hacia arriba en una quieta pose, dicen que esos animales están meditando. Saben cómo estar quietos y conservar su energía interior. No se disipan en actividades inútiles sino que se retiran dentro de sí mismos para recargarse.

Es la gente quien etiqueta a la meditación como una especie de actividad religiosa. En realidad no es el caso. Algo parecido a la meditación sucede cuando dormimos, o cuando estamos absortos leyendo un libro, o cuando “soñamos despiertos” y quedamos tan perdidos en un pensamiento o en una imagen que no notamos lo que sucede a nuestro alrededor.

No hay razón para pensar que la meditación es algo fuera de lo común. Más bien lo contrario. La meditación es la expresión más pura y natural que podemos tener. La próxima vez que veas a un gato o a un perro sentado tranquilamente y admires la naturalidad de su actuar, piensa en tu propia vida. No medites porque es parte de tu programa o requerido por tu filosofía particular. Medita porque es natural.
EL TAO

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