martes, 15 de octubre de 2013

DE CARA AL SOL

Yo quiero salir del mundo
Por la puerta natural:
En un carro de hojas verdes
A morir me han de llevar.
No me pongan en lo oscuro
A morir como un traidor:
Yo soy bueno, y como bueno
Moriré de cara al sol!
Jose Marti.


APRECIO


El sol hoy se levantó y se puso en doce horas. 
Cogimos doradas peras de ramas arqueadas. 
Subiendo mil peldaños a un rústico templo, 
Hicimos nuestras ofrendas a los dioses.

Al anochecer nos sentamos en cálido compañerismo.
Una luna creciente se unió a nuestro círculo.
Al agua caída en arroyo de plateadas trenzas,
La pusimos a hervir en un cazo de cerámica.

No es fácil preparar buen té,
Pero esta tetera tiene una venerable historia:
Un erudito una vez empeño todos sus libros por ella.
Ahora imparte el sabor de la antigüedad.

El equinoccio de otoño es el momento para reflexionar sobre la vida. Si hemos disfrutado de una cosecha abundante, expresamos nuestro agradecimiento. Si el año ha sido difícil hasta ahora, entonces estemos felices por lo que sí tenemos y resolvamos hacerlo mejor cuando se de la oportunidad. El aprecio de la vida no requiere de riqueza o abundancia. Sólo requiere de gratitud por la belleza del mundo.


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DON DIVINO

EL PERDÓN NO CAMBIA EL PASADO
EL PERDÓ
N CAMBIA EL FUTURO...
KRYON

INTEGRACION

En la quietud, uno busca el Tao absoluto. No hay ni belleza ni fealdad en él. Es llamado absoluto porque no tiene opuestos. En contraste, nada en este mundo es absoluto, porque todas las cosas que experimentamos son relativas.



Buscar lo absoluto puede estar entre las mayores metas, pero no puedes quedarte en tu cojín de meditación para siempre. También tienes que salir y explorar la vida. Es la investigación del Tao exterior -ese aspecto del Tao que fluye a través de toda existencia. No debes dejar de explorar cualquier cosa que te interese. Deberías aprender cualquier habilidad que quieras dominar. Se debería examinar cualquier tema que excite la curiosidad. Cada inseguridad debería ser superada. Toda pregunta debería ser respondida. Si no lo haces, no puedes fluir libremente con el Tao exterior: Cada una de tus incertidumbres será un obstáculo.

Inicialmente, parecerá que no hay conexión entre tu tiempo meditando y las cosas externas en tu vida. Después de todo, los propios maestros enfatizan la diferencia entre lo espiritual y lo social. Pero eventualmente, llegarás a un punto en que la quietud de la contemplación y la actividad de la vida se integran. Entonces ya no hay ansiedad sobre si uno está viviendo o no una vida espiritual. Te das cuenta de que es todo parte del mismo entero sin costuras.
EL TAO

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Así vivió: viendo lo invisible, y revelándolo. Vivía en ciudad sagrada, porque allí, cansados los
hombres de ser esclavos, se decidieron a ser libres...

Ensayo de Jose Marti sobre RALPH WALDO EMERSON.



Tiembla a veces la pluma, como sacerdote capaz de pecado que se cree indigno de cumplir su ministerio. El espíritu agitado vuela a lo alto. Alas quiere que lo encumbren, no pluma que lo taje y moldee como cincel. Escribir es un dolor, es un rebajamiento: es como uncir cóndor a un carro. Y es que cuando un hombre grandioso desaparece de la tierra, dejas tras de sí claridad pura, y apetito de paz, y odio de ruidos. Templo semeja el Universo. Profanación el comercio de la ciudad, el tumulto de la vida, el bullicio de los hombres. Se siente como perder de pies y nacer de alas. Se vive como a la luz de una estrella, y como sentado en llano de flores blancas. Una lumbre pálida y fresca llena la silenciosa inmensa atmósfera. Todo es cúspide, y nosotros sobre ella. Está la tierra a nuestros pies, como mundo lejano y ya vivido, envuelto en sombras. Y esos carros que ruedan, y esos mercaderes que vocean, y esas altas chimeneas que echan al aire silbos poderosos, y ese cruzar, caracolear, disputar, vivir de hombres, nos parecen en nuestro casto refugio regalado, los ruidos de un ejército bárbaro que invade nuestras cumbres, y pone el pie en sus faldas, y rasga airado la gran sombra, tras la que surge, como un campo de batalla colosal, donde guerreros de piedra llevan coraza y casco de oro y lanzas rojas, la ciudad tumultuosa, magna y resplandeciente. Emerson ha muerto: y se llenan de dulces lágrimas los ojos. No da dolor sino celos. No llena el pecho de angustia, sino de ternura. La muerte es una victoria, y cuando se ha vivido bien, el féretro es un carro de triunfo. El llanto es de placer; y no de duelo, porque ya cubren hojas de rosas las heridas que en las manos y en los pies hizo la vida al muerto. La muerte de un justo es una fiesta, en que la tierra toda se sienta a ver cómo se abre el cielo. Y brillan de esperanza los rostros de los hombres, y cargan en sus brazos haces de palmas, con que alfombran la tierra, y con las espadas de combate hacen en alto bóveda para que pase bajo ellas, cubierto de ramas de roble y viejo heno, el cuerpo del guerrero victorioso. Va a reposar, el que lo dio todo de sí, e hizo bien a los otros. Va a trabajar de nuevo, el que hizo mal su trabajo en esta vida.–Y los guerreros jóvenes, luego de ver pasar con ojos celosos, al vencedor magno, cuyo cadáver tibio brilla con toda la grandeza del reposo, vuelven a la faena de los vivos, a merecer que para ellos tiendan palmas y hagan bóvedas!
¿Que quién fue ese que ha muerto? Pues lo sabe toda la tierra. Fue un hombre que se halló vivo, se sacudió de los hombros todos esos mantos y de los ojos todas esas vendas, que los tiempos pasados echan sobre los hombres, y vivió faz a faz con la naturaleza, como si toda la tierra fuese su hogar; y el sol su propio sol, y él patriarca. Fue uno de aquellos a quienes la naturaleza se revela, y se abre, y extiende los múltiples brazos, como para cubrir con ellos el cuerpo todo de su hijo. Fue de aquellos a quienes es dada la ciencia suma, la calma suma, el goce sumo. Toda la naturaleza palpitaba ante él, como una desposada. Vivió feliz porque puso sus amores fuera de la tierra. Fue su vida entera el amanecer de una noche de bodas. ¡Qué deliquios, los de su alma! ¡Qué visiones, las de sus ojos! ¡Qué tablas de leyes, sus libros! Sus versos, ¡qué vuelos de ángel! Era de niño tímido y delgado, y parecía a los que le miraban águila joven, pino joven. Y luego fue sereno, amable y radiante, y los niños y los hombres se detenían a verle pasar. Era su paso firme, de aquel que sabe adonde ha de ir; su cuerpo alto y endeble, como esos árboles cuya copa mecen aires puros. El rostro era enjuto, cual de hombre hecho a abstraerse, y a ansiar salir de sí. Ladera de montaña parecía su frente. Su nariz era como la de las aves que vuelan por cumbres. Y sus ojos, cultivadores, como de aquel que está lleno de amor, y tranquilos, como de aquel que ha visto lo que no se ve. No era posible verle sin desear besar su frente. Para Carlyle, el gran filósofo inglés, que se revolvió contra la tierra con brillo y fuerza de Satán, fue la visita de Emerson, «una visión celeste». Para Whitman, que ha hallado en la naturaleza una nueva poesía, mirarle era «pasar hora bendita». Para Stedman, crítico bueno, «había en el pueblo del sabio una luz blanca». A Alcott, noble anciano juvenil, que piensa y canta, parece «un infortunio no haberle conocido». Se venía de verle como de ver un monumento vivo, o un ser sumo. Hay de esos hombres montañosos, que dejan ante sí y detrás de sí llana la tierra. Él no era familiar, sino era tierno, porque era la suya imperial familia cuyos miembros habían de ser todos emperadores. Amaba a sus amigos como a amadas: para él la amistad tenía algo de la solemnidad del crepúsculo en el bosque.–El amor es superior a la amistad en que crea hijos. La amistad es superior al amor en que no crea deseos, ni la fatiga de haberlos satisfecho, ni el dolor de abandonar el templo de los deseos saciados por el de los deseos nuevos. Cerca de él, había encanto. Se oía su voz, como la de un mensajero de lo futuro, que hablase de entre nube luminosa. Parecía que un impalpable lazo, hecho de luz de luna, ataba a los hombres que acudían en junto a oírle. Iban a verle los sabios, y salían de verle como regocijados, y como reconvenidos. Los jóvenes andaban luengas leguas a pie por verle, y él recibía sonriendo a los trémulos peregrinos, y les hacía sentar en torno a su recia mesa de caoba, llena de grandes libros, y les servía, de pie como un siervo, buen jerez viejo. Y le acusan, de entre los que lo leen y no lo entienden, de poco tierno, porque hecho al permanente comercio con lo grandioso, veía pequeño lo suyo personal, y cosa de accidente, y ni de esencia, que no merece ser narrada! ¡Frinés de la pena son esos poetillas jeremíacos! ¡Al hombre ha de decirse lo que es digno del hombre, y capaz de exaltarlo! ¡Es tarea de hormigas andar contando en rimas desmayadas dolorcillos propios! El dolor ha de ser pudoroso.

La muerte de Emerson

CARTAS DE NUEVA YORK
EXPRESAMENTE ESCRITAS PARA LA OPINIÓN NACIONAL

Jose Marti

Ala memoria de dos ángeles...

Arturo Mariano Beltran Droguett...Mi Padre



Jorge Luis Arcas...Mi maestro y amigo 



"brahma satyam jagan mithya jivo brahmaiva naparah"



Cuento zen sobre la búsqueda de la felicidad

Un samurai, conocido por todos por su nobleza y honestidad, fue a visitar a un monje zen en busca de consejos, No obstante, en cuanto entró en el templo donde el maestro rezaba, se sintió inferior, y concluyó que a pesar de haber pasado toda su vida luchando por la justicia y la paz, no se había ni tan siquiera acercado al estado de gracia del hombre que tenía frente a él.
-¿Por qué me estoy sintiendo tan inferior? – le preguntó, no bien el monje hubo acabado de rezar. – Ya me enfrenté muchas veces con la muerte, defendí a los más débiles, sé que no tengo nada de qué avergonzarme. Sin embargo, al verlo meditando, he sentido que mi vida no tenía la menor importancia.
-Espera. En cuanto haya atendido a todos los que me han buscado hoy, te daré la respuesta.
Durante todo el día el samurai se quedó sentado en el jardín del templo, viendo como las personas entraban y salían en busca de consejos. Vio como el monje atendía a todos con la misma paciencia y la misma sonrisa luminosa en su rostro. Pero su estado de ánimo iba de mal en peor, pues había nacido para actuar, no para esperar. Por la noche, cuando ya todos habían partido, insistió:
-¿Ahora podrá usted enseñarme? 
El maestro lo invitó a entrar y lo llevó hasta su habitación. La luna llena brillaba en el cielo y todo el ambiente respiraba una profunda tranquilidad. 
-¿Ves esta luna, qué bonita es? Ella cruzará todo el firmamento y mañana el sol volverá a brillar. Solo que la luz del sol es mucho más fuerte y consigue mostrar los detalles del paisaje que tenemos a nuestra frente; árboles, montañas, nubes. He contemplado a los dos durante años, y nunca escuché a la luna decir “¿Por qué no tengo el mismo brillo que el sol? ¿es que quizás soy inferior a él?” 
-Claro que no, -respondió el samurai,- la luna y el sol son dos cosas diferentes, y cada uno tiene su propia belleza. No podemos comparar a los dos. 
-Entonces, ya sabes la respuesta. Somos dos personas diferentes, cada cual luchando a su manera por aquello que cree, y haciendo lo posible para tornar a este mundo mejor; el resto son solo apariencias.


DIALOGO


Hui-k’o: Mi mente no está en paz. Por favor maestro, apacíguala.
Bodhidharma: Tráeme tu mente y la apaciguaré.
Hui-k’o: Cuando busco mi mente no puedo encontrarla.
Bodhidharma: ¡Ya está, he apaciguado tu mente!
 




ESENCIA ZEN

SIN MIEDO

Durante las guerras civiles en el Japón feudal, un ejército invasor podía barrer rápidamente con una ciudad y tomar el control. En una aldea en particular, todos huyeron momentos antes que llegara el ejército; todos excepto el maestro de Zen.

Curioso por este viejo, el general fue hasta el templo para ver por sí mismo qué clase de hombre era este maestro. Como no fuera tratado con la deferencia y sometimiento a los cuales estaba acostumbrado, el general estalló en cólera. “¡Estúpido!”, gritó mientras alcanzaba su espada, “¡no te das cuenta que estás parado ante un hombre que podría atravesarte sin cerrar un ojo!”. Pero a pesar de la amenaza, el maestro parecía inmóvil. “¿Y usted se da cuenta?”, contestó tranquilamente el maestro, “¿que está parado ante un hombre que podría ser?



Un grupo de discipulos le pregunto una vez a su maestro Zen:

"De donde viene el lado negativo de nuestra mente?"

El maestro se retiró un momento y enseguida regresó con un gigante lienzo blanco.En medio del lienzo habia un pequeño punto negro.

"Qué veis en este lienzo? Pregunto el maestro.

"Un pequeño punto" Respondieron todos

El maestro dijo:"Ese es el origen de la mente negativa.Ninguno de vosotros veis la enorme extensión que lo rodea".

ENSEÑANZA ZEN




La palabra "creencia" es algo difícil para mí.
 No creo. 
Tengo que tener una razón para una cierta hipótesis. 
O bien sé una cosa, y luego, sé que no necesito para creer.
Carl Jung



Un Inconsciente hiperdimensionado es siempre egocéntrico 
y el consciente no puede hacer nada salvo preservar su propia existencia. 
Es incapaz de aprender del pasado, 
incapaz de entender eventos contemporáneos 
e incapaz de proyectarse correctamente hacia el futuro.
Carl Jung



Es sorprendente que el hombre, 
el instigador, inventor y vehículo de todos estos acontecimientos, 
el autor de todas las sentencias y decisiones y la planificación del futuro, 
sea tan negligente.

Carl Jung


El espíritu le da significado a su vida, 
y la posibilidad de su mas grande desarrollo. 
Pero la vida es esencia para el espíritu, 
ya que su verdad no es nada si no puede vivir.


Carl Jung


El zapato que va bien a una persona es estrecho para otra: 
no hay receta de la vida que vaya bien para todos.

Carl Gustav Jung