sábado, 1 de junio de 2013

ANOCHE



Anoche, en el jardín, te ofrecí el vino espumeante
de mi juventud.

Tú te llevaste la copa a los labios,
cerraste los ojos y sonreíste;
y mientras, yo alcé tu velo, solté tus trenzas y traje sobre mi pecho tu cara dulcemente silenciosa; anoche,
cuando el sueño de la luna rebosó el mundo del dormir.

Hoy, en la calma, refrescada de rocío, del alba, tú vas camino del templo de Dios, bañada y vestida de blanco, con un cesto de flores en la mano. Yo, a la sombra del árbol, me aparto inclinando la cabeza; en la calma del alba, junto al camino solitario del templo.

Versión de:
Zenobia Camprubí de Jiménez

FRAGMENTOS DE LA OBRA DE RABINDRANATH TAGORE:

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